martes, 22 de febrero de 2011

¿URGENCIAS?

Hoy he vivido mi infierno particular: he tenido que ir a Urgencias, y lo peor es que o era para nada  grave (si, digo “lo peor” y lo comprenderéis después de leer lo siguiente)

Hace unos cinco días, en un ataque de “vida sana”, le propuse a mi novio y a su compañero de piso ir a correr por la tarde. Y es que por donde yo vivo veo constantemente gente haciendo footing y tal feliz de la vida con una sonrisa en la cara. Hipócritas, es imposible que sonrían, lo he comprobado.

El primer día fue bien. Bueno, bien… Yo ya comprendí que esto del deporte no iba con mi estilo de vida (véase “10 razones para no volver al gimnasio”), pero seguí en busca de una vida más sana. Y justo al segundo día, cuando me proponía hacer un habito de esto, algo pasó en mi rodilla, algo fue mal, lo sentí… y dejé de correr. Pues, mis queridos amigos, al día siguiente casi no me podía mover (me pareció relativamente normal) y los dos siguientes días mejoré levemente. Pero hoy, hoy he vivido mi infierno particular en cuatro etapas, en esa sección que los hospitales se atreven a llamar “URGENCIAS”.

Y es que la primera etapa comienza cuando asumes que realmente te duele al andar. Esto a mi me pasó cuando vi que ni siquiera un paseo por las tiendas de zapatos me quitaba las ganas de irme a casa a descansar. Ahí te planteas seriamente el ir al medico. Y fui, a las 8 de la tarde, más concretamente, y con mi novio (que es un cielo y me acompañó a ese horrible lugar). He de decir que tengo una opinión bastante deficiente sobre los médicos, pero iba dispuesta a que me inspeccionen.

La recepción y la propia espera en la “sala de espera” es algo fundamental en el proceso y constituye la fase dos. Ejemplo verídico:

-Yo: ¿Cuánto tiempo más o menos dijo que era de espera en Urgencias?

-Enfermera de la recepción (con cara de amargada): Puuues, hay gente que entró a las 2 de la tarde y salió a las 7. Pero tu espérate, quizás tengas suerte.

Te quedas con cara de tonto y te dices: ¿Suerte? Creo que me he equivocado, esto no puede ser Urgencias.

Pero lo es, porque luego entras en la sala de espera y conforme vas adaptándote al ambiente que es ésta se vive, vas clasificando a los enfermos que ahí se encuentran: Niños llorando incansables, enfermos que protestan sin parar, gente que esta peor que tú, gente muy cretina… lo típico.  Finalmente te creas un juego mental en él que eres el reportero del programa “21 días en la sala de espera” lo que acaba dañando tu salud mental a parte de la física.

Pero todo eso pasa, y llega la etapa número tres. Para mi ha sido la más curiosa. Por fin te llaman para acudir a la consulta. Tu (cabreado, pero con una sonrisa amable en la cara) entras y te encuentras de frente con la mala ostia que refleja la cara de tu medico de turno. Que si, que trabajan mucho, bla bla bla bla… Pero podrían cambiar esa cara los muy capullos. Otro ejemplo verídico:

-Medico de turno: ¿Qué pasa?

-Yo: (le cuento lo que me pasa)

-Medico de turno: (después de haberme sentado y examinarme las rodillas) No, no, no, inflamada no la tienes, ehh?

-Yo: Ya, pero es que al tocarme…

-Medico de turno: Nada, nada (escribe algo rápido en el ordenador) …Has dicho que sólo has salido dos días a correr, ¿no?

Ahí te aseguro que te mueres de vergüenza, piensas: “A la mierda la vida sana…”

Ese medico te manda otra vez para fuera, con una hoja en la que describe con todo detalle lo mismo que le acabas de contar hace dos segundos, para que pases a tu última etapa, la cuarta… La terminal: Lo único que me tenían que hacer fue un vendaje para él que esperé media hora más, por que las enfermeras no estaban en su sitio de trabajo. Y  vamos, la venda que me pusieron me ocupa toda la pierna “modo escayola”. Veamos, querida enfermera. ¿Tú crees que a una persona normal le cabe algún tipo de pantalones con eso puesto? Demuéstramelo. Por lo pronto yo me compraré una rodillera.

Finalmente, si tienes mucha suerte, sales de ese lugar. Y sales tal y como habías entrado pero con 3 horas menos de tu vida. Mirando a tu novio y sin que te quede otra cosa que reír. Y es que así son las “urgencias” en este país.

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