lunes, 27 de diciembre de 2010

Navidad. Esa “maravillosa” época del año…

grinch Hoy, mi sentido del optimismo, deprimido por varios factores, me ha hecho un ultimátum: “O expresas nuestros más profundos sentimientos en ese blog que tienes, que para algo lo tienes, o te abandono.” Y claro, no se vosotros, pero para mi mi sentido del optimismo es muy importante, aunque esté deprimido y tal… Por eso me he puesto a pensar ¿qué es lo que querrá expresar? Y está clarísimo… La Navidad!

JO JO JO, hay tantas cosas que podría contaros desde mis experiencias de esta “maravillosa” época. Prometo solemnemente no ser muy cruel (yo tampoco me quiero quedar sin los regalos de Papá Noel)

Este año sentí la llegada de la Navidad cuando entré en el “modo vacaciones”.

Para quienes no lo saben el “modo vacaciones” es cuando tienes que continuar con tu rutina normal, pero en realidad ya no haces nada. Me encanta ese modo, es relajante, bueno, hasta que te das cuenta de lo que te espera después de las “maravillosas” fiestas, pero eso es otra historia que sin duda también contaré.

Pues eso, que mi primer síntoma se me pasó en cuanto hice la maleta para irme a pasar las vacaciones a casa de mis padres. Y el día de Nochebuena supe que había llegado la Navidad. Fue fácil. Me bastó con ir al Mercadona, en seguida me dije a mi misma: “Ahora ya es definitivo, es Navidad, porque hay señoras peleándose en la pescadería por sacar el numerito 100303040 de la cola!”

 Mientras que esperaba teniendo el número 100303041, pensaba en todo el sufrimiento que he pasado durante el año haciendo ¿qué? exacto, haciendo dieta. Y es que la Navidad es mala para las que somos adictas a las dietas. La Navidad para nosotras es tan mala como para los pavos. Pero bueno, las tradiciones se sufren, y después de Nochebuena estás tú otra vez diciendo: “Tengo una semana para caber en el vestido de una talla menos que me he comprado para la fiesta de Nochevieja. Se acabaron los empaches navideños!” Si, claro bonita, que te lo has creído…

¿Y el tema de los regalos? Decidme por favor que no soy la única que se estresa con eso. Y mi novio tan mono él me dice: “Cariño, si a mi eso no me importa, por mi como si no me regalas nada” Y ya se que es cierto, pero también se que el muy capullo me prepara una sorpresa… en fin, creo que es entendible, no hace falta decir nada más.

Y por último, los que estáis estudiando para ser algo en el futuro más próximo me entenderéis, hay que estudiar, si, porque están los jodidos exámenes. Yo solo digo que con el estomago lleno no se puede estudiar. Y te pasas todos los días en casa, sin hacer nada, pero es casa, porque te sientes culpable de salir aunque sea a tirar la basura.

Y el único día que vas a salir será en Nochevieja… Si, con ese vestido nuevo que ya te queda pequeño, y estrenarás el año con una resaca; y entonces, lo único que te mantendrá a flote, por lo menos a mi, serán las Rebajas de Enero.

Pero aún así, el aire se llena de villancicos sin sentido y olor a galletas un año más. Así que, tan solo me queda desearos una muy “feliz” Navidad y feliz año 2011.

 

 

martes, 14 de diciembre de 2010

Mitos urbanos y otras historias para no dormir.

Advertencia: Lo que vas a leer a continuación está escrito desde la indignación de una servidora.

Nos atacan, nos persiguen, desde siempre. Mitos, historias, películas… Y no hablo del genero de terror precisamente, si chicas, ahora lo vais a entender todo…

Esa historia tan bonita que te han contado, seguro, en las tardes de café con la amigas (o noches de algo más fuerte que el café) de una amiga que le contó a otra amiga que a su vez se lo contó a tu amiga y esta te lo cuenta a ti. Esa historia de una mujer que conoce a un hombre y que todo es tan complicado. Se juntan, se separan se vuelven a juntar… Lo típico valla… Y entonces (para hacerte ver que no hay porque perder la esperanza en tu propia historia imposible) ese hombre milagrosamente se da cuenta de que ella es la mujer de su vida. De que tienen que estar juntos, de que todo ha sido culpa suya. Y la busca desesperadamente, y al encontrarla, oh si, que novedad, son felices para siempre. O la versión no menos popular de un hombre que deja a su mujer (novia) por otra cuando se da cuenta de que se ha enamorado…

Ya, claro. Y tú te dices: “Umm, ¿Y mi Happy End? ¿Y el arrepentimiento del hombre de mi vida? ¿Donde está?” Y claro, te frustras, pero vamos, como para no frustrarte! Si es que no llega! Si no llega amiga mía, solo te puedo decir que no va a llegar. ¿Por qué? Porque tu en el fondo sabes que ESO es un mito urbano, lo sabes, pero aun así, ESO se convierte en tú historia para no dormir.

Y es que tampoco puedes hacer más. Te has tragado todas las películas tipo Pretty Woman, Desayuno con diamantes o la saga entera de Sexo en Nueva York (y créanme ha hecho mucho daño la relación de Big y Carrie). Y sabes que todo es mentira! Y te dices eso de “Soy una mujer fuerte e independiente, una tía moderna y con personalidad.” y aun así los malditos mitos urbanos te comen la cabeza.

Lo mejor de todo es que están por todas partes, yo esta semana me he estado fijando y cada dos por tres…PUM! aparecía una historia para no dormir. Y una acaba entrado en ese circulo maléfico de películas y canciones de las que no puede aprender una mierda para seguir con su vida hacía una felicidad perfecta.

Pues BASTA! Si, si, basta. Deberíamos hacer un boicot, una manifestación. O mejor, deberíamos reírnos cada vez que en una película de adolescentes la chica fea se quita las gafas y se suelta la coleta y por arte de magia se convierte en una mujer guapísima que conquista al hombre de sus sueños. Y deberíamos avisar a nuestra prima (sobrina, hermana, etc) pequeñas que las princesas de Disney son tan sólo princesas de dibujos (y es que Disney ha hecho mucho daño también) Y que cuando de mayores encuentren a su Príncipe Azul lo primero que tienen que hacer es echarle lejía, para que destiña y puedan vivir su historia. No la perfecta de un mito urbano o cuento de hadas; si no la suya.

Bueno… Hacer todo eso, o seguir creyendo un poco más en ello… Porque, al fin y al cabo, todas necesitamos un poco de terror en la vida.

Vendelo

martes, 9 de noviembre de 2010

Sólo las puntas, por favor!!

Por fin me decidí a ir a la peluquería… Mis puntas me pedían a gritos ser cortadas (imagínense su desesperación) y yo no sacaba el maldito tiempo para ir de ningún lado.

. . .

¿Qué pasa? Es cierto! No tenía tiempo.

. . .

Vale, es pura mentira. Y ya que no tengo dinero (ni ganas) de ir al psicólogo; contaré aquí me trauma personal e inmensamente traumático (valga la redundancia).

El caso es que odio ir a la peluquería como mucha gente odia ir al dentista. Sólo la idea de que tengo que ir allí para lo que sea, aunque sea una compra de un champú, me pone a temblar. Y es normal! Vamos, yo lo veo normal… Con todos esos chismes raros, olores, sonidos… Por no hablar de las peluqueras, esos seres (perdona si eres una de ellas) que se creen superiores a ti; y lo peor es que lo son. Admitámoslo, una peluquera te tiene en sus manos, tiene el futuro de tu cabello, tu futuro trauma o satisfacción. ¿Qué cómo tienen esos precios? Fácil, a ver si te atreves tú a reprocharle los precios a una tía que te sujeta el pelo con una mano y en la otra unas tijeras… Ah amiga, eso creía yo.

Pues lo dicho, odio las peluquerías (¿se nota, no?), y desde el año pasado, que me atreví (después de pasarme una semana buscando una peluquería que me guste, lo digo enserio. Una semana.) a cortarme el pelo, cortármelo corto, muy corto (casi me pierden en la operación) no he vuelto a pisar una hasta la semana pasada.

No tuve tiempo de elegir una. No me permití pensar. Tan sólo fui a visitar a mi madre un fin de semana y vi una peluquería justo en la calle de su casa (perfecto; si me hacen un destrozo puedo ir corriendo y no salir nunca jamás de casa!). Entré rezando para que no haya hueco para mi, pero se ve que no tenía mucha clientela, lo que no me tranquilizaba ni por un momento. Pero seguidamente pensé: “Natalia, deja ya de tener miedo! Demuéstrales que eres tú la que manda!” Y eso hice.

-Sólo las puntas, por favor.

Y yo por dentro pensando: “Ves como tengo mi pelo? Lo quiero exactamente igual, pero un dedito menos”  No se si me vio atemorizada, o si simplemente tenía ganas de cerrar ya, pero el caso es que por una vez, la primera, una peluquera me hizo caso. En diez minutos terminó, y por primera vez en mi vida, pagué a gusto el robo que me supuso cortarme sólo las puntas.

maitena en la peluquería

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lunes, 5 de julio de 2010

“10 razones…¿para?” o “Cómo traiciono mis principios”.

Bueno, tenia un buen comienzo para esto. Tenia un planteamiento, un tema, en fin, todo lo que hace falta para un buen artículo; si, lo tenia.Pero será mejor comenzar por el principio.

Hace algún tiempo, ojeando una de mis antiguas revistas, me topé con un mini-artículo que decía: “6 razones para volver al gimnasio”. Yo, como siempre tan critica y cínica decidí publicar aquí uno en respuesta. Se titularía “10 razones para no volver nunca al gimnasio”; 10 porque como toda persona a la que el deporte le produce agujetas solo de verlo en el televisión, quería dar un buen golpe a modo de revancha a las 6 razones de la revista Glamour. El plan parecía bueno y créanme, tenía esas 10 razones (incluso más); pero no conté con un factor clave, un fenómeno que vuelve todos los veranos y en el que he caído de lleno como cualquier mortal: La Operación Biquini.

Y es que claro, una no es una diosa griega, y se me acumulan los excesos del invierno como a todos. El caso es que presionada por los anuncios de Special K y demás chorradas de temporada… Si, lo confieso, he vuelto al gimnasio.

Ha sido está mañana, y tal como ya lo preveía, ha sido horrible. Hoy, después de una ducha he rescatado la hoja del artículo enemigo y tras leerlo detenidamente de nuevo, no coincido con ninguna de esas 6 razones. A mi el gimnasio me sigue pareciendo un lugar aterrador en el que nunca acierto con la máquina que necesito. Hoy mismo, tras hacer unos movimientos ridículos en una de ellas durante 10 minutos y haber quemado 166 calorías me rendí y me puse a charlar un momento con mi novio. De repente se acercó la señora encargada de aquel lugar con cara de preocupada preguntándome si me encuentro bien. ¿Tan mala cara me vio? Lo dicho, un horror.

Pero siguiendo fiel a esa naturaleza masoquista de las mujeres y traicionando mis propios principios seguiré en el gimnasio. Al menos hasta que las agujetas, el ridículo y aquella señora puedan conmigo. Entonces es probable que rescate mi idea original del pulso a los del Glamour.

¿Vosotros que tal os lleváis con el gimnasio y LOB (La Operación Biquini)? 

                                debido-a-que-el-verano-se-acerca-es-hora-de-volver-al-gimnasioVSdulces

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domingo, 6 de junio de 2010

Proyectos de futuro.

Crecer, avanzar, “salir del nido”…Todo sinónimos de una sola cosa: Valerse por sí mismo.
Y es que todos tenemos un proyecto, una fantasía de lo que sería nuestro futuro ideal. A medida que vas creciendo incluyes personas en ella, a otras las dejas de lado, lo típico.
Y también puede pasar que cambies de fantasía, quizás un poco, o también puede ser que radicalmente.
Hoy una… (“ex-amiga”?) mía ha cumplido una de mis (“ex-fantasías”?) Lo pongo entre comillas porque no se si aun se conserva en mi mente ese deseo, que una vez hablamos tanto y tan detenidamente. Y pongo en mi mente porque se que en mi corazón sí.
De todas formas lo de crecer es una putada. Más responsabilidades, más papeleos… Recuerdo cuando comprendí que significaba el que en mi DNI la cifra de edad aumente a 18; cuando recibí mi primera citación del ayuntamiento y firmé por primera vez los papeles de los que antes se encargaban mis padres. Que cosas, que una tenga que darse cuenta de esa forma de su mayoría de edad… Lo normal sería la prueba del puertas, no? Si hombre, el puertas, el guardia ese que tiene cara de mala leche y se pone en las puertas de las discotecas dejando pasar a las rubias tetudas (aunque aun no tengan la mayoría de edad ni sumando la de todas las de grupito) pero a ti siempre, siempre te paran. Te mira de arriba abajo, con cara de pocos amigos te pide que enseñes tu DNI y después de comprobarlo, con un gesto de total desgana, te indica que pases. Bueno, pues a mi no me lo pidieron para mi comprensión de la mayoría de edad (y no soy una rubia tetuda, ojo) a mi me lo demostró el ayuntamiento.
Y lo que me espera, bueno corrijo, lo que nos espera. A mi, a los míos y a todos los que aun no han comprendido ni saboreado esa magnifica sensación de verse cumplidos tus metas.
Pero cada vez hay más. Es como si todos os volviéramos masoquístas y nos pusiéramos cada vez más metas. Creces y taaaaachan! Te vuelves masoquista; rápido, sencillo y fácil.
Madurar? Claro, normal, así no hay quien madure.
De todas formas, y por mi parte, gracias a todos los que han contribuido, contribuyen y contribuirán a mi proceso de avance (o mi iniciación en el mundo masoquista, eso ya lo dejo a gusto del lector).
Esto es el comienzo de una etapa? Un blog maduro? ( por dios, con este nombre…ni pensarlo…) Quien sabe. Quizás solo otra meta. Un proyecto de futuro.




Dedicado a una de las personas que creen en mis proyectos de futuro.
Por gente como tú merece la pena conocer a las personas.
Gracias.

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